Durante un período considerable, he tenido la fortuna de adentrarme en el mundo de la inteligencia artificial, aprendiendo a generar imágenes que han sido de gran ayuda para concretar las ideas iniciales en la creación de figuras personalizadas. Sin embargo, no ha faltado la crítica por parte de algunas personas en las publicaciones que comparto de estas imágenes. Quiero dejar claro que mi intención no es ofender a nadie, ni mucho menos presentar algo que esté fuera de mis capacidades. Como he mencionado en varios de mis reels y shorts de YouTube, para mí, la inteligencia artificial es una herramienta destinada a mejorar nuestro trabajo. En mi caso, la utilizo como referencia puntual para luego dar vida a mis propias creaciones. Esto se refleja en mi galería, llena de trabajos de los cuales me siento verdaderamente orgullosa. Agradezco a Dios y a mis clientes por sus testimonios, muchos de los cuales se traducen en repeticiones de compra, lo cual es para mí un indicador de su satisfacción continua.
Resulta interesante observar que las imágenes generadas por inteligencia artificial han suscitado una cantidad significativa de comentarios, y es curioso notar que, en comparación con las fotografías de mis muñecos tejidos, algunas personas parecen reaccionar de manera distinta, llegando incluso a sentirse ofendidas. Este fenómeno me lleva a reflexionar sobre la diversidad de percepciones que existen en torno a las creaciones digitales y las artesanías tradicionales. La tecnología nos brinda una nueva forma de expresión, y aunque ambas modalidades requieren habilidad y dedicación, la respuesta del público puede variar. Agradezco la oportunidad de explorar estos diferentes medios y de recibir comentarios que, aunque puedan ser desafiantes en ocasiones, también son una ventana para comprender las distintas apreciaciones artísticas en nuestra comunidad. En última instancia, mi objetivo sigue siendo compartir mi pasión por el tejido y la creatividad, sin importar la herramienta utilizada.